Jornada 8
(Sin acentos)
Al preparar las motos para irnos del hotel se ha formado el ya habitual grupo de gente. Se llaman por el movil y vienen a ver como nos vamos con las motos.
Cerca de la ciudad de Sosnitsia, de camino hacia Rusia, otro susto. En la carretera habian trozos de asfalto cortados (supongo que para poner parches) y he pillado uno de lleno cuando ibamos bastante 'alegres'. La llanta delantera lleva un bollo importante pero no parece que me afecte a la direccion. Los equipos de transmision de Pablo y Pau estan empezando a fallar. Una pena porque se han convertido en indispensables. A ver si los podemos arreglar.
Hemos encontrado un grupo de motoristas en un pueblecito que lo vais a flipar cuando veais las fotos. Ellos evidentemente tambien han flipado un rato. Una gente, como siempre, magnifica. Uno de ellos nos ha guiado con su moto hasta la carretera correcta hacia la frontera rusa.
Poco antes de llegar al paso fronterizo, una patrulla de la militzia ucraniana (la policia) nos ha pillado con un radar de pistola. El asunto se ha arreglado pagando una 'multa' bajo mano so pena de no dejarnos seguir. Nos ha salido por 20 aurelios. La verdad es que no hemos discutido, en primer lugar porque no es conveniente y en segundo porque el chaval era simpatico. Incluso ha dejado que le hiciesemos una foto. Que pais!
El paso de la frontera ha sido subrrealista. El guardia ucraniano queria que saliesemos haciendo un caballito. Los guardas rusos nunca habian visto una moto occidental de cerca. Nos han hecho fotos. Despues su burocracia absurda nos ha tenido enrredados dos horas, yendo de un funcionario a otro para que pusiesen un sello, pagar y vuelta a empezar. Cuando hemos pisado suelo ruso hemos ido a una gasolinera. A mi me han servido, pero a Pablo y a Pau no les han querido servir. La mujer que estaba alli debe haberse asustado. Antes de poner gasolina hay que decir cuantos litros quieres y despues pagar. Los servicios son un agujero inmundo en el suelo donde se acumulan los excrementos durante meses.
Aqui la gente es diferente. Estamos seguros de que por los pueblos que hemos pasado JAMAS habian visto a un occidental, y mucho menos una moto moderna. Nos ven llegar con todo el equipo, los cascos, los cables de los walkies colgando y se asustan. Nos miran con recelo y se alejan. Incluso alguna tienda ha cerrado cuando hemos llegado y no ha puesto el cartel de abierto hasta que nos hemos ido. Aqui la miseria es tan evidente y triste como en Ucrania, pero alli la gente es de otra manera y salvan la situacion.
Las carreteras siguen siendo un desastre. La 'nacional' desde Bransk a Smolensk tiene marcadas las roderas de los camiones. Si te metes en ellas con la moto la cagas.
A la llegada a Roslavl, que es donde quedamos a dormir, la militzia nos ha interceptado por en medio del pueblo. Ya nos veiamos sacando los papeles pero lo unico que querian era escoltarnos con su furgoneta hasta la gastinitza (hotel-pension) del pueblo. Nos han llevado hasta alli y despues hasta a un parquing donde guardar las motos bajo llave. Alucinante. Incluso la duenya de la gastinitza nos ha acompanyado a pie durante 10 minutos hasta un lugar donde nos diesen de comer.
La puesta de sol ha sido mucho mas larga que ayer. La gastinitza parece limpia, aunque carece de cualquier lujo. Como siempre, expectacion a nuestro paso y ni una sola moto o coche occidental. Seguimos hacia el norte.
Hemos organizado las entradas del diario por meses por si interesa consultar la evolución del viaje desde el principio.
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